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TODOS SOMOS DE FUERA

TODOS SOMOS DE FUERA (LEYENDAS, CUENTOS Y ANÉCDOTAS)

            Esta actividad, realizada por alumnos de 2º de ESO, ha consistido en escribir una serie de cuentos, leyendas o anécdotas que, en principio, supieran o les hubieran sucedido a sus abuelos, preferentemente a aquellos que no fueran de Madrid. La idea nació al pensar que cada uno de nosotros, aunque viva o haya nacido aquí, tiene familiares de procedencia muy diversa, lo cual nos hace ciudadanos del mundo, y esto estaba relacionado con el principio de movilidad al que alude el artículo sobre el que se centra el Proyecto Cubo.

            Así, el grupo de 2º B está realizando un librito con todos los relatos y han grabado algunos que aparecen en esta página; el grupo de 2º F, un mural que colocará cerca del Cubo el día de su inauguración.

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Leyenda de La Charca Del Agua- El Salvador

Hecho por Jimena Cuéllar Ávila 2ªB

         Cuenta la leyenda que en un sitio llamado Barra de Santiago, en una de las playas de El Salvador, existió hace mucho tiempo el gobernante de una tribu que tenía planeado casar a su bella hija con otro jefe, sin embargo, la muchacha no estaba enamorada de su prometido. En cambio, se había enamorado de un chico que conoció a la orilla de la playa. Su nombre era Ayacetl, que tenía el pelo negro azabache, ojos verdosos, sonrisa radiante y tez bronceada. Su buen corazón y su humildad fue lo que más enamoró a la joven. Pero su amor era imposible.

         Cuando el sol mostraba sus primeros rayos, ella, salía por la ventana de su habitación y acudía al encuentro con Ayacetl en la orilla. Pero, un día, su padre entró a la habitación mientras ella estaba con el muchacho, y al ver que no había nadie en el cuarto, el jefe se enfadó muchísimo y, con su caballo, se dirigió a la orilla del mar donde, en efecto, estaba ella con Ayacetl. Sin pensarlo dos veces, le disparó con su arco al joven en el corazón. El muchacho murió al instante y las aguas se tiñeron de rojo.

          Su hija, sumida en una profunda tristeza, decidió atarse una piedra a la cintura y se sumergió a las aguas del manglar. A consecuencia de las lágrimas, la charca quedó inundada de agua dulce, y desde entonces se cree que el manglar es un bosque marino donde se combina el agua salada con la dulce, ya que se mezclaron las gotas de agua que caían de sus ojos, debido al desconsuelo que sentía por la pérdida, con el fuerte y agresivo mar.

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TIEMPOS DE GUERRA

 

    Madrid (Atocha)                                                                                                               

 

                          En 1963, a comienzos de la Guerra Civil española, yo tenía tres años.

Recuerdo perfectamente algunas cosas que no se me han borrado de la guerra todavía. Por ejemplo, antes de que cayera una bomba, sonaba una sirena parecida a la de los bomberos, para advertir a la gente del peligro. En el mismo instante en que oíamos la sirena, mi madre y yo íbamos corriendo a una especie de refugio seguro, que se encontraba subterráneo, bajando unas escaleras. Servía para disminuir el efecto de las bombas y nos quedábamos allí hasta que los sonidos cesaban. Mientras tanto, las dos nos dedicábamos a intentar olvidar nuestras desgracias tomando un trozo de pan cada una, comida que rara vez ingeríamos, puesto que había mucha falta de alimento. De hecho, los víveres que regularmente tomábamos mi familia y yo era la piel de patata frita, muy rica en proteínas y que, de alguna manera, nos permitía subsistir.

Todos los días, los jóvenes y niños del barrio marchábamos hacia la calle General Lacy, hacia una iglesia en la que nos daban un vasito de leche con cola cao y una pulguita de pan. Si no hubiera sido gracias a la solidaridad de aquellas personas u a la tarjeta de racionamiento (que me sellaban cada vez que entraba en el local, para asegurarse de que no entraba en el lugar más de una vez al día) no hubiera podido haber seguido mi crecimiento correctamente.

Un día como cualquier otro, cayó un obús en mi edificio. Éste tenía seis plantas y el misil atravesó la sexta e hizo un agujero gigante en el quinto piso. Era inmenso, de color gris, de metal y se parecía muchísimo a un proyectil. Gracias a Dios, llegó un camión también muy grande del que salieron varias personas para llevárselo e intentar desactivarlo. Los expertos finalizaron la misión con éxito, logrando desactivar aquel arma letal y perjudicial, cosa muy extraña, porque no siempre ocurría esta clase de cosas milagrosas.

Después de todo lo vivido, aprendí que tengo mucha suerte de haber salido de aquella situación, al fin y al cabo, el aguante de nuestra familia valió la pena.

 

Esta historia ha sido relatada por mi abuela Rosalía Rueda y redactada por su nieta, Karen García.

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SANTA MARINA Y SU LEYENDA

UNA ALDEA POBLADA POR IRREDUCTIBLES BERCIANOS

Raúl Barba Prieto

               Nací en Madrid, pero vengo del norte, del Bierzo concretamente, un valle entre León y Galicia. Allí, una ciudad llamada Ponferrada, que creció sobre las minas de carbón y pizarra de la zona, está rodeada sobre los montes, de minúsculos pueblos. Uno de ellos es Santalla del Bierzo, entre Rioferreiros y Priaranza del Bierzo. La zona es impresionante, supongo que debido a la de numerosas civilizaciones que en algún momento la han ocupado: las Médulas eran unas minas de oro, las cuales fueron aprovechadas por los romanos; Rioferreiros, el ya mencionado pueblo vecino, era hogar de la muchedumbre que se dedicaba a trabajar en el castillo de Cornatel, una estructura templaria que se alzaba imponente sobre el monte. Se dice que Cornatel y el castillo de Ponferrada eran castillos hermanos por su condición religiosa.

Por otro lado, el Bierzo, como comarca, está dividido en municipios que adquieren nombre según sus cabezas de serie. En mi caso, nuestro municipio es Priaranza del Bierzo, el otro pueblo vecino. Hoy en día eventos como la carrera y duatlón “101 Kilometros Peregrinos” atraviesan el pueblo.

La historia berciana comienza en el paleolítico, aunque hasta la edad de bronce no hay información, solo unas cuantas pinturas rupestres y máscaras de acero halladas en Castro Bergidum (Castro Ventosa) un yacimiento de la zona. Desde los romanos la historia está más o menos clara, las Médulas, los pozos y gran parte de la arquitectura local delatan su presencia. Ellos incluyeron al Bierzo dentro del reino Astur, por lo que en el feudalismo los soldados templarios y la religión construyeron gran número de edificaciones, castillos e iglesias, en el valle. Después de la Edad Media llegaría el momento en el que se registra que al menos la mitad de la población es noble, siendo el momento en el que se decide agrupar al Bierzo (llamado Vierzo en la época) en el reino de León junto a Asturias, adquiriendo su estado actual de comarca, entonces Bierzo es parte de Villafranca.  Algunos siglos antes, en 1082, cuando el obispo Osmundo mandó construir un puente de hierro (Pons Ferrata) en el río Sil para facilitar el peregrinaje, es cuando surgió Ponferrada, actual capital, que en 2008 fue nombrada con el título de ciudad.

La gente del pueblo es tradicional y trabajadora, la mayoría trabaja en el campo, ya sea en las viñas o en la huerta, y pese a que los inviernos son duros y aburridos, allí se come botillo y las fuerzas que aporta son suficientes para continuar. Ejemplos de bercianos son la campeona olímpica Lydia Valentín o el cómico Leo Harlem.

              Santalla es un pueblo que existe con lo justo: un bar, una iglesia-en ruinas-, un pilón y una fuente. Allí todo el mundo tiene huerta, aunque no es un pueblo marchoso: a excepción de las fiestas, que empiezan en Santa Marina y duran tres días, bueno, últimamente cuatro porque los jóvenes han inventado Santa Marinuca para hacer más días de fiesta, así son los bercianos. El resto del año, sobre todo en invierno, es un pueblo prácticamente fantasmal. Sin embargo, en Ponferrada hay hasta equipo de fútbol en segunda B y hace algunos años casi sube a primera división.

Con el paso del tiempo, las personas que allí vivían, se fueron yendo del pueblo, normalmente a Ponferrada por trabajo, aunque también hay quien marchó a Madrid.

Pese a ser pocos, el pueblo cuenta con innumerables anécdotas y leyendas: desde carreras en moto hasta intervenciones divinas.

               Antes, cuando la iglesia seguía en pie y mi bisabuela vivía, el pueblo era muy diferente.

Las costumbres eran distintas, para empezar, allí se hablaba gallego, por la cercanía con Galicia, los hijos se tenían en casa y todo el mundo iba a misa entre otras cosas.

               Se cuenta que hubo tremendas inundaciones, y que, además de los destrozos, el agua se llevó consigo a Santa Marina, la virgen de la iglesia. La gente no se lo podía creer y se pensaba que caería sobre el pueblo una desgracia al haber perdido a Marina.

Sin embargo, semanas más tarde, mi bisabuela Felicitas se dirigía a Rioferreiros cuando, de repente, al pasar por la huerta, entre el barro la vio.

               Era la heroína del pueblo, había recuperado a Marina, tal era su hazaña, que construyeron una capilla en su honor, y hasta día de hoy, se celebra la Romería de Rioferreiros en homenaje al día en el que se encontró a la virgen desde entonces llamada Santa Marina.

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